Personas

Don Sergio y su carro

Don Sergio y su carro

Según tengo entendido cada comerciante de churros se hace su propia máquina. Lo digo porque siempre que hablo con alguno, me explica la procedencia, no industrial, de su herramienta. Don Sergio vende churros desde hace unos 30 años y hace más de 10 que se instala en el Parque Forestal. Con tanto tiempo de trabajo, esta demás decir que los churros le quedan buenos, crujientes y bonitos, por lo que es inevitable comprar una porción mientras conversamos.

 

 

 Si hay algo que este hombre quiere, es su triciclo. Lo tiene desde que empezó, y dice que le ha dado todas las satisfacciones de esta vida, su casa, su esposa, sus hijos, todo. Sergio pertenece a la tercera, de cuatro generaciones de churreros, su abuelo le enseño a su padre, su padre le enseño a él y él le enseñó a su hijo.

 La prensa que expulsa la masa al aceite hirviente, ha pasado de mano, en mano luego que fuera confeccionada por su abuelo, en el tiempo en que “los hombres eran inteligentes y eran capaces de hacer sus propias cosas”, dice. Esta tiene un aspecto realmente fornido con soldaduras toscas y gruesas que aguanta la pesada masa del churro. El carro de Sergio también entra en la categoría de reliquia, tiene los pedales casi desechos y esta lleno de recuerdos que me describe como volviendo a revivir cada momento. Un cordelito que amarró su hija a los 5 años de edad, que ahora tiene 28, lidera la lista de memorias. Don Sergio le da más vueltas a la prensa y  revuelve el aceite, que con una varilla,  pareciera estar haciendo un encantamiento. Los churros no paran de salir, mientras corta una largo espiral de la sabrosa masa, un niño se acerca corriendo a pedir una docena y con énfasis le dice ¡¡¡ pero con muuuchaa azúcar flor!!!         

~ por choroy en octubre 8, 2008.

2 respuestas to “Personas”

  1. Está buena la historia de los locos de los churros… yo cachaba que siempre eran negocios familiares, porque uno de mis mejores amigos se joteaba a la hija del dueño para q le regala churros en la playa (ella era la vendedora).
    No tenía idea que ellos hacían sus propias máquinas.
    Siga reporteando por Lastarria!
    saludos

  2. me parece muy buena la historia, sobre todo por la perseverancia…adelante nomas que esto nos impulsa a todos a creer mucho mas en que todo puede ser

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